IV
No la sombra, que dibuja como una
amenaza en la pared nocturna de las habitaciones de la infancia, ni la grieta
en la luz del pasillo que previene la sombra. Tampoco la figura casual de la
ropa en la silla con su mueca insolente, ni los significados que el desvelo le atribuye
a los pliegos del mundo.
La
visión de la muerte en las postales de algún telediario es una vacuna, no son
indicaciones del miedo. Tampoco sus mecánicas rutinas: cada fobia tiene en la
complejidad de su catálogo diagnósticos seguros de la amenaza, certezas de la
sombra o del abismo.
No
es la intemperie de la soledad con sus credos, sus mitos y sus liturgias.
La
incertidumbre sí. La incertidumbre…
V
En un vaso de vino
hay siempre una pregunta.
En el granate intenso de las lágrimas
se dibuja el contorno
de una interrogación.
En cada trago una promesa rota.
En el aroma, un recuerdo cerrado
como una flor cortada en la memoria.
En su color rubí el final del día
manchando el horizonte como un poso.
Su sombra en la garganta
de bálsamo agridulce
es el paso del tiempo.
Para que el tiempo pase
comparto esta botella con las sombras
que habitan los pasillos.
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