viernes, 31 de agosto de 2012

Gramática de la soledad XVI


Este saldo negativo
con sus cifras ahogadas como el hielo en un vaso.

Estas horas sin nada con el peso de todo
y la luz retirándose de todas las fachadas.

Este folio sin ti y esta cama borrada
y la piel de la tarde
desollándose oscura como un manto de sombras.


jueves, 30 de agosto de 2012

GRANADA


(Del poemario "Tres para septiembre", que podéis encontrar completo en un enlace lateral)

I

Porque pude aplazarte y no lo hice
me encontraste desnudo.

No conocí tus pliegos más oscuros
ni el laberinto azul de todas tus mañanas
superando a la noche como sombras,
pero me reconozco en tus aceras.

Te busqué con la inercia del que huye
del pago de una deuda
y encuentra su refugio
en la mirada anónima de los puntos del mapa.
Quise encontrarte ausente
y no mirar tan pronto
a tus ojos acuosos en el río Genil:
no sé decirle adiós a una mirada.

Pero encontré la piedra de tus noches
encadenada al fondo
del frío amanecer de las promesas.


 II
  
Si te quito la ropa
serán un mapa abierto
los rincones oscuros de tu cuerpo.
Guardas con avaricia un mundo entre las manos
como un tesoro virgen,
pero puedo asomarme a tus abismos
y provocar al día con mis dedos,
un húmedo temblor
entregando mi cuerpo como en un sacrificio.

Vamos a proponernos
que igual que pierde el hielo de los vasos
su fría compostura frente al whisky
con el último trago ya no tenga sentido
la puerta de tus piernas
                                       cerrada
ni la prudencia tibia de mi ropa.

Lo negaré mañana
y se te habrá olvidado y
                                        mientras tanto
una mesilla y un despertador
y el frío como un huésped
tendido en un sillón junto a la ropa.

  
III

Cada puesta de sol
tiene su biografía,
su desgarro de púrpuras
o la luna asomándose a unos labios.

Antes de irse
                        el día
derrama sus promesas
como en un movimiento de caderas
hay una profecía.

Los amantes que beben
sus labios junto al mar
sufrirán su resaca de salitre.
El hombre que lee solo
dibujará su bosque de preguntas;
y el niño que en verano
se pierde en un paréntesis de dudas
mirará los naranjas recordando
un rostro en el desorden de pupitres
que dejó en la ciudad
y escribirá su nombre junto al río.

Cada puesta de sol es una herida
abierta al horizonte
que sangra su nostalgia de violetas.

En cada anochecer
promete un Sol distinto su regreso
igual que tus caderas
sacudiendo la calle hasta perderse
al doblar una esquina en la calle Ruiseñor
me prometen volver.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Gramática de la soledad VI


VI

El que teme a la luz teme a la sombra.
Quién sucumbe a la noche pierde el día.
Quién pide soledad encuentra dudas.
El que busca respuestas está solo.

No encuentra su final quien no camina.
Caminar es asunto de principios.
Los principios son siempre una pregunta.

Dudar es un diálogo tranquilo
con los resortes de nuestra memoria.

Recordar es hacer una mochila
para un largo camino.


Soneto


Muerde la soledad cuando se clavan
en un fondo sin mí tus ojos grises,
como un anochecer que en tus matices
encuentra, tras su fondo, una llamada

perdida en los depósitos del alba.
Me caigo en tus abismos cuando insiste
en provocar tu ausencia su declive
y un parpadeo ahuyenta tu mirada.

Dos soledades no son una suma
ni puede la distancia acorralarme
más allá de tus territorios.

Querrá el tiempo que el fuego se consuma
en la terca ecuación del almanaque.
Me entregaré al chantaje de tus ojos.


Gramática de la soledad IV y V


IV

No la sombra, que dibuja como una amenaza en la pared nocturna de las habitaciones de la infancia, ni la grieta en la luz del pasillo que previene la sombra. Tampoco la figura casual de la ropa en la silla con su mueca insolente, ni los significados que el desvelo le atribuye a los pliegos del mundo.
                La visión de la muerte en las postales de algún telediario es una vacuna, no son indicaciones del miedo. Tampoco sus mecánicas rutinas: cada fobia tiene en la complejidad de su catálogo diagnósticos seguros de la amenaza, certezas de la sombra o del abismo.
                No es la intemperie de la soledad con sus credos, sus mitos y sus liturgias.
                La incertidumbre sí. La incertidumbre…




  
V

En un vaso de vino
hay siempre una pregunta.
En el granate intenso de las lágrimas
se dibuja el contorno
de una interrogación.

En cada trago una promesa rota.

En el aroma, un recuerdo cerrado
como una flor cortada en la memoria.
En su color rubí el final del día
manchando el horizonte como un poso.

Su sombra en la garganta
de bálsamo agridulce
es el paso del tiempo.

Para que el tiempo pase
comparto esta botella con las sombras
que habitan los pasillos.

Gramática de la soledad I, II y III


I

Las hojas firman sus metáforas
en el paso del tiempo.
En la noche se escriben
continuos alegatos contra el día.

El orden de las cosas-
                                               su gramática,
las reglas que someten al vacío
a los márgenes rotos
de nuestra realidad- son materiales
efímeros: los pasos
de un ciudadano anónimo marcando
en la acera su ritmo
¿qué dirección esconden?.




  
II

Todo se desdibuja en los contornos
del minutero.
Exacto
como una invocación en los andenes
sólo se apunta el tiempo en que no llegas.

Pierdo tu imagen como en un desfile
se pierde una comparsa.





 III

No te llamo.

Puede que no me esperes.

¿Debería
sutilmente asomarme
disimulando al verme que te espero?

Me pierdo en tus señales.
¿Te guardas tú también de la intemperie?

Mostrarse es un desahucio,
la habitación desnuda privada de sus muebles.