Hay que decir sus nombres muy
despaciosamente, porque al nombrarlos ponemos armonía en el universo. Miguel
Sarabia
Es el perpetuo vaivén entre el
olvido y la memoria, raíles de nuestra trama cotidiana. Alejandro
Ruiz-Huertas Carbonell
Muy despaciosamente hay que nombraros.
Muy despaciosamente
para llenar de orden la magnitud de Enero,
como quien reconoce en las palabras
la contención civil de la barbarie.
Muy despaciosamente
exponerse al talud de la memoria,
a la hostil intemperie del recuerdo,
acorralar los años del silencio
con la luz de sus nombres,
empujarlos con una mano amiga
muy despaciosamente.
Muy despaciosamente hay que nombraros:
Luis Javier, Serafín,
Javier Sauquillo, Enrique,
Ángel y también Lola,
Miguel, Luis y Alejandro;
porque sólo así el mundo
adquiere su armonía:
muy despaciosamente.