lunes, 5 de mayo de 2014

Un taxi, tu casa, las tres de la mañana

                     Tú me llamas, amor, yo cojo un taxi
                                                Luis García Montero

Igual que las cenizas
quieren contar la historia de las llamas,
así se nos parecen las palabras
suavemente rozando la piel de la memoria
como si fuera un cuerpo sobre el que revelarnos,
como si consintiera la historia alguna réplica.

Mismo trayecto y falta tu llamada.
Figuras sobre un fondo de señales
que han perdido en el tiempo su familiaridad.

Hoy no se significan los semáforos
a favor de la ruta hacia tu cuerpo.

Porque ya no hay ventanas en tu casa
y nunca he sido amigo de las puertas.
Dime por donde entro.

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