sábado, 17 de mayo de 2014

La calma

Sobre la tierra húmeda.
Sobre la misma plaza como un testigo mudo.
Por encima del campo de batalla
sin el cadaver frío de tu ropa en la silla.

Después de una tormenta que ha tirado los puentes
entre las dos orillas del orgullo.

Esta calma es la paz de la derrota,
una paz sometida a la quiebra de los signos.

Ahora que se distinguen las voces de la arena,
que han caido los muros de la casa
y los lazos se sueltan de su triste dominio,
sólo nos llama un tiempo que amenaza
con todos los silencios,
una calma que borra la esperanza.

Dijimos que el camino
era el significado de la historia,
que los destinos nunca desmerecen
la conquista diaria de tu cuerpo y el mío.
Pero la última frase del relato
nos ha traido una razón amarga,
ha venido a cambiarnos el sentido,
aunque deje esta calma después de la tormenta.

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