jueves, 6 de diciembre de 2012


Como una lluvia fina y silenciosa
que poco a poco ensucia las aceras,
así se van borrando los contornos
de otras noches iguales.

El tiempo hace las paces
con la velocidad, y en la memoria
siguen faltando signos,
recuerdos que no pesan lo que dicen,
claroscuros que enmiendan,
con su cercada luz, sus territorios.

Sin embargo apareces
como una pausa última
rescatada de un fondo sin promesas:
amanecía en Madrid cuando besamos
el último resquicio de la noche
para decirse adiós.

Vienes para quedarte.

Decirse adiós fue un surco en la memoria.

El tiempo lloverá, difuminando
contornos de otras noches.

Nos dijimos adiós...
                                pero vas a quedarte.



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